Francisco López Arteaga
Arquitecto Técnico
Perito Forense
Perito Tasador Judicial

La primera parada obligada es
la playa de la Arnía, agua celeste
turquesa de la que nacen unos imponentes farallones que constituían estratos
calizos sedimentados en el fondo del mar hace 90 millones de años, levantados
casi hasta la vertical por el empuje del continente contra la placa tectónica
del Cantábrico, que penetra bajo el litoral: una pasada. Después de quedarnos
con la boca abierta con el paisaje, decidimos tomarnos un piscolabis en el restaurante “el Cazurro” que está
situado en el aparcamiento de la misma playa, en esta casa hay unas vistas
increíbles, pero aún más increíbles son las rabas y los mejillones que se
sirven.
Después de parar en varias
playas muy bonitas, llegamos a Comillas, en este pueblo hay muchísimo que ver y
a todo no nos daba tiempo. Decidimos almorzar en la Taberna Trescaños, donde se come requetebién, puedes degustar la
más tradicional gastronomía cántabra, pedimos “algo ligerito”, yo cocido
montañés y mi novia fabes con almejas…acertamos de pleno. A toda prisa fuimos a
visitar el Capricho de Gaudí, obra
que estaba loco por ver, esta residencia de verano se construyó en 1883 por
encargo de Máximo Díaz de Quijano, concuñado del Marque de Comillas, la
importancia del Capricho (y de la Casa Vicens) es que son los primeros
edificios de Gaudí, música, poesía, pintura se entremezclan en un edificio
único donde los elementos hispano árabes sorprenden en cada esquina. Después de
pasear por las bonitas plazas y callejuelas, ver el Palacio de Sobrellano y la
Capilla Panteon de los Marqueses de Comillas decidimos visitar San Vicente de
la Barquera e ir a descansar un poco.
Habíamos pensado pasar la noche
en un pueblo cercano a todo (costa, aeropuerto, Santander…) y de paso que fuera
en el pueblo que dicen que es el más bello de España: Santillana del Mar, no he estado en todos los pueblos de España
para afirmarlo, pero si puedo decir que es un sitio mágico, tan mágico como
para decirle a tu novia que quieres pasar el resto de tu vida con ella y pedirle
que se case contigo como yo hice.
Si vas a Santillana tienes que
cenar en el Pasaje de los Nobles,
restaurante muy bonito con paredes de piedra y vigas de madera, en el que
mientras te comes un fantástico menú que no tiene nada que ver con lo que yo tenía
entendió por menú del día, se escuchan canciones de Nina Simone, Peggy Lee,
Edith Piaf…